Capitulo 1 Parte 2

                                        4 de noviembre [07:46]

Las clases comenzaban a las ocho pero los alumnos solían llegar un cuarto de hora antes o incluso más para intercambiar los últimos detalles sobre la noche anterior. Comentarios como “anoche fue maravilloso” o “cogí un pedo impresionante y no me acuerdo absolutamente de nada” eran normales entre los populares y “exquisitos” alumnos de Bitter Blood.

Acostumbrados a una cómoda vida sin problemas ni preocupaciones, gozaban de todo aquello que deseaban cuándo y cómo lo desearan. Y salir cada noche estaba dentro de sus listas de deseos.

Lena echó un rápido vistazo al panorama y no encontrando el lugar apropiado donde colocarse, optó por cruzar la clase en la que su nombre había quedado registrado en la lista de la puerta y apoyarse en el poyete de la ventana mientras esperaba a que el profesor llegase.

Observó el patio donde los estudiantes con sus ideales uniformes seguían llegando. Todos perfectos, impolutos y con características similares: chicas predominantemente con el pelo rubio, largo y liso o con tirabuzones muy bien moldeados, delgadas, guapas y con gran sentido de la moda y chicos guapos, atléticos y adinerados. Algo esperado viniendo de un colegio con tal nombre y reputación.

Como si fuera un reto, Lena puso sus cinco sentidos en encontrar a cualquier persona, no importaba sexo o edad, que no tuviera esas particularidades para, al menos así, no sentirse tan diferente —aunque en realidad no lo era. Lena encajaba perfectamente con aquel lugar aunque aún no lo supiera.—  y sin poderlo evitar, uno de ellos llamó su atención.

 Sus ojos se dirigieron instantáneamente hacia un chico rubio con la melena enmarañada que le daba cierto toque juvenil y rebelde. Pero no se fijó en él porque pareciera el típico pardillo o algo parecido ni mucho menos, sino porque, parado en mitad del patio de la entrada, miraba hacia ella.

De repente notó el constante golpeteo de la sangre en sus sienes. Sintió que su respiración se aceleraba a la par que los latidos de su corazón.

Comenzó a dolerle la cabeza.

Aquel chico no desvió la mirada en ningún momento. Con las manos metidas en los bolsillos del pantalón ladeó la cabeza. Abrió la boca intentando decir algo pero volvió a cerrarla. Era verdad que aquel chico destacaba por ser más que guapo, pero aunque encima la estuviera mirando, no era eso lo que le había llamado su curiosidad.

 Lena intuyó en ese instante que se hubiera fijado en él de todas maneras ¿Pero por qué?

Entonces escuchó algo. Parpadeó un par de veces.

¿La había llamado?

No, imposible. Aquel chico no había dicho nada en ningún momento, sólo sostenía la mirada. Sin embargo… ella estaba segura de que había oído su nombre proveniente de él.

Y de repente, como si un cordel invisible tirase de ella, Lena sintió la necesidad de estar a su lado, hablarle, algo le exigía estar con él…
...y tenía que ser YA.

En ese instante el mundo se paró para ellos dos y Lena comprendió que ya nada volvería a ser igual.

Nunca.

Pegó un respingo.

Alguien le había dado un toquecito en el hombro sacándola de su burbuja.

Oyó una voz a su espalda.

— ¿Eres nueva, verdad?

 Un chico alto y esbelto, moreno, de ojos profundos y verdes, se revolvió el pelo mientras dejaba asomar una sonrisa de infarto.

— No sé para qué pregunto, ya sé que sí. — Rió a carcajadas y le tendió la mano a Lena. — Soy Taylor, ¿y tú eres…?

— La chica nueva. — Le siguió el juego devolviéndole la sonrisa.

—     Sí, creo que eso ha quedado bastante claro. — Volvió a reír.

—     Soy Lena, encantada. — Y le estrechó la mano.

Taylor se apoyó en el cristal de la ventana mientras cruzaba los brazos sobre el pecho para hacerle compañía a Lena. Iba a sacar tema de conversación cuando le interrumpieron.

      — ¡Está decidido! — Una chica de bucles dorados que caían a ambos lados del cuello acababa de hacer acto de presencia estampando la mano contra la mesa contigua a la ventana para llamar la atención de la chica nueva. — ¿Eres la chica que vive en la calle Kurfürstendamm, verdad? — La observó detenidamente. — Sí, sé que eres tú y ¿sabes? Hoy es tu día de suerte porque hace poco se fue de nuestro grupo una “amiga” nuestra así que hay un puesto vacanteeee. — Exclamó con énfasis.

La chica de los tirabuzones dorados y perfecta sonrisa pintada en el rostro se quedó en silencio unos segundos esperando a que Lena dijera algo, pero viendo que no reaccionaba siguió hablando. Taylor no pudo evitar reír por la situación tan absurda que estaba presenciando.

— ¡Y…! — Comenzó a mover las manos indicando a Lena que continuara la frase. Lena seguía sin comprender qué quería exactamente que dijera. — ¡Venga, hombre! ¡No es tan difícil! — Resopló y decidió terminar ella misma la conversación —… ¡Bienvenida al grupo!

 Lena dejó escapar una sonrisa bobalicona. ¿Qué? ¿Grupo?